JEEBi II

Si has estado siguiendo nuestro Facebook o Twitter, sabrás que la semana pasada tuvo lugar en Sevilla de viernes a domingo las ...

JEEBi I

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JEEBi II

Si has estado siguiendo nuestro Facebook o Twitter, sabrás que la semana pasada tuvo lugar en Sevilla de viernes a domingo las segundas Jornadas Estatales de Estudiantes de Biomedicina. Han sido las segundas “JEEBi”, pero en realidad fueron las primeras desde que el Consejo se constituyó el pasado febrero en Valencia. Desde la Universidad Autónoma de Barcelona, Anaís Cuerva, Cèlia Cerezuela y un servidor asistimos representando a todos los biomédicos del grado.
Llevamos meses preparando mediante asambleas todo el contenido a tratar, trabajar y decidir durante las jornadas. Han sido meses de trabajo, asambleas entre comidas, quedadas por Skype y horas sin sueño, pero vaya si ha merecido la pena. De Sevilla volvemos con una lista de Masters en Biomedicina de toda España, un plan de Formaciones para estudiantes de Biomedicina para el curso que viene, un grupo paraconseguir intercambios SICUE entre estudiantes de Ciencias Biomédicas del CEEBi, un proyecto para fomentar los alumnos internos en los laboratorios de nuestras universidades y toda una serie de proyectos para dar a conocer y hacer crecer al CEEBi.Pero no todo ha sido trabajo. Gracias al buen hacer de la gente de la Delegación de Sevilla hemos podido disfrutar y conocer la ciudad, conocernos como grupo y pasarlo estupendamente. Durante el fin de semana unos compañeros nos hicieron de guías por el casco antiguo y los sitios más emblemáticos de la ciudad, comimos y cenamos por los lugares típicos y disfrutamos visitando los barrios más fiesteros.
En definitiva, días de trabajo, noches sin dormir, y muchas personas con ganas de seguir trabajando para mejorar el grado, conseguir más oportunidades para los Biomédicos y, sobretodo, pasarlo bien.

¡Nos vemos pronto!

JEEBi I

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad. 
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
En definitiva, días de trabajo, noches sin dormir, y muchas personas con ganas de seguir trabajando para mejorar el grado, conseguir más oportunidades para los Biomédicos y, sobretodo, pasarlo bien.

¡Nos vemos pronto!
JEEBi II
JEEBi I
Adiós

JEEBi II

Si has estado siguiendo nuestro Facebook o Twitter, sabrás que la semana pasada tuvo lugar en Sevilla de viernes a domingo las segundas Jornadas Estatales de Estudiantes de Biomedicina. Han sido las segundas “JEEBi”, pero en realidad fueron las primeras desde que el Consejo se constituyó el pasado febrero en Valencia. Desde la Universidad Autónoma de Barcelona, Anaís Cuerva, Cèlia Cerezuela y un servidor asistimos representando a todos los biomédicos del grado.
Llevamos meses preparando mediante asambleas todo el contenido a tratar, trabajar y decidir durante las jornadas. Han sido meses de trabajo, asambleas entre comidas, quedadas por Skype y horas sin sueño, pero vaya si ha merecido la pena. De Sevilla volvemos con una lista de Masters en Biomedicina de toda España, un plan de Formaciones para estudiantes de Biomedicina para el curso que viene, un grupo paraconseguir intercambios SICUE entre estudiantes de Ciencias Biomédicas del CEEBi, un proyecto para fomentar los alumnos internos en los laboratorios de nuestras universidades y toda una serie de proyectos para dar a conocer y hacer crecer al CEEBi.Pero no todo ha sido trabajo. Gracias al buen hacer de la gente de la Delegación de Sevilla hemos podido disfrutar y conocer la ciudad, conocernos como grupo y pasarlo estupendamente. Durante el fin de semana unos compañeros nos hicieron de guías por el casco antiguo y los sitios más emblemáticos de la ciudad, comimos y cenamos por los lugares típicos y disfrutamos visitando los barrios más fiesteros.
En definitiva, días de trabajo, noches sin dormir, y muchas personas con ganas de seguir trabajando para mejorar el grado, conseguir más oportunidades para los Biomédicos y, sobretodo, pasarlo bien.

¡Nos vemos pronto!

JEEBi I

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.